Los tratamientos anticelulíticos están diseñados para mejorar la apariencia de la piel afectada por la celulitis, una alteración estética común que se manifiesta como una textura irregular o de “piel de naranja”, especialmente en zonas como muslos, glúteos, abdomen y brazos.

Estos tratamientos pueden incluir técnicas manuales, aparatología estética y productos cosméticos, y su objetivo principal es estimular la circulación, reducir la retención de líquidos, mejorar el drenaje linfático y favorecer la eliminación de toxinas.

Entre los métodos más utilizados se encuentran:

• Masaje anticelulítico: activa la circulación y rompe los nódulos de grasa acumulada.
• Drenaje linfático manual o mecánico: reduce la hinchazón y mejora la eliminación de líquidos.
• Radiofrecuencia y ondas de choque: estimulan la producción de colágeno y mejoran la firmeza de la piel.
• Cremas anticelulíticas: ayudan a mejorar la textura de la piel y potenciar los efectos de otros tratamientos.

Aunque no eliminan completamente la celulitis, estos tratamientos pueden mejorar notablemente su apariencia cuando se combinan con una alimentación equilibrada, ejercicio físico regular y una buena hidratación.